La Catedral Nueva

Catedral de Salamanca

La Catedral Nueva

Catedral de Salamanca

 

ÍNDICE




La Catedral Nueva, adosada a la Vieja, se comenzó a construir en 1513, inaugurándose en agosto de 1733. En la promoción inicial intervinieron los Reyes Católicos, a petición del Cabildo Catedral, quien, con los obispos sucesivos, actuó siempre como principal promotor.

Entre los grandes maestros arquitectos que dirigieron las obras durante casi dos siglos y medio figuran, entre otros, Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Juan de Álava, Juan Setién Güemes, Pantaleón Pontón, los hermanos Churriguera y Juan de Sagarbinaga. Se comenzó a construir en estilo tardogótico y, aunque goza de la utilización de algunos otros estilos posteriores, conservará hasta el final una unidad estilística en este arte, impuesta y querida por el Cabildo. Se trata de una iglesia de planta rectangular, compuesta por tres naves y capillas hornacinas entre contrafuertes. Se cubre por bóvedas de crucería con terceletes y combados dibujando complejos y hermosos diseños estrellados, en los que brillan especialmente las claves. En el crucero se yergue un magnífico cimborrio formado por cuerpo ochavado sobre pechinas con monumentales relieves de los misterios marianos, sobrepasado por un luminoso tambor cilíndrico liberado merced a los amplios ventanales y cúpula semiesférica. En el exterior remata en una falsa linterna; fue finalizado por Juan Sagarbinaga en 1765.

La Iglesia recibe la luz de casi un centenar de vidrieras, procedentes originariamente de Flandes aquellas que muestran un episodio bíblico. En sus muros también se extienden dos galerías corridas, en dos alturas, numerosos medallones con bustos de profetas, evangelistas, personajes de las Sagradas Escrituras y doctores, y otros tantos escudos catedralicios con el búcaro de azucenas.

Fachada principal

En el exterior cabe destacar la fachada principal, tremendamente profusa en detalles entre los que destacan sobre las puertas los relieves de las escenas del Nacimiento y la Epifanía, cobijado todo ello bajo un gran arco conopial que es culminado por un soberbio Calvario, flanqueado por las efigies de los Santos Pedro y Pablo. En esta fachada se complementa la escultura de la primera mitad del siglo XVI con la de la segunda mitad del siglo XVII, constituyendo un gran programa iconográfico de complejo contenido doctrinal.

 

Portada de Ramos

La Portada de Ramos despliega un interesante conjunto iconográfico en el que destaca el grupo escultórico de la Entrada de Jesús en Jerusalén y los evangelistas que jalonan la puerta. Como sucede en la portada occidental, también combina la escultura del seiscientos con la del setecientos, cronología esta última a la que pertenecen las imágenes mentadas anteriormente. Siguiendo los criterios de evidenciar el momento histórico en el que un bien ha sido restaurado, fueron incorporados a la zona intervenida en 1993 una serie de elementos identificativos del tiempo, conjunto al que pertenece el ya famoso astronauta.

 

Las portadas del crucero

Los dos frentes del crucero (Norte y Sur) desarrollan también portadas monumentales que siguen una organización interna inspirada en los modelos tardogóticos anteriormente citados, pero que no puede ocultar la avanzada cronología en la que fueron elevadas. Su ejecución se desarrolla en los siglos del barroco y siguen los criterios de unidad de estilo que dictó el cabildo. Cabe señalar las dos imágenes realizadas por Alejandro Carnicero jalonando el vano de entrada meridional.

Coro

La Catedral Nueva, advocada a la Asunción de la Virgen, sigue los postulados del conocido «more hispano» en su configuración interior. Así, presenta en el medio de la nave principal el coro de los canónigos. Fue construido de 1710 a 1733, según las trazas de Joaquín Benito y Alberto de Churriguera. Se trata de uno de los grandes conjuntos barrocos españoles que brillan con luz propia, escondiendo un complejo programa teológico bajo sus profusos estilemas. Su estructura consta de coro alto y coro bajo, entre los que se reparten los diferentes estalos y escaños. Los respaldares de los asientos del coro alto son los que desarrollan mayor altura, representándose en ellos en relieve las imágenes de cuerpo entero de Cristo Salvador, el Colegio Apostólico, Evangelistas, Santos de la Iglesia local de Salamanca, Padres de la Iglesia, Santos de la Iglesia hispana y Titulares de las principales sedes de la Corona española.

En el coro bajo aparecen los bustos de santas y vírgenes, excepto en el grupo vinculado al estalo del hebdomadario. Son obra de varios artistas como Múgica, Carnicero y otros, encabezados en la escultura por José de Larra. Cierra el coro y Capilla Mayor una reja realizada por el rejero francés del Duque de Alba, Duperier. El trascoro con estructura de retablo columnado, se encuentra decorado con talla menuda. En él se colocaron la imagen de Santa María de los Perdones en el centro, realizada a mediados del XVI, y las de Santa Ana y San Juan Bautista, obras de Juan de Juni, en los laterales.

Capilla Mayor

La Capilla Mayor de planta rectangular, realizada en la segunda mitad del siglo XVIII tras haber terminado con la originaria disposición de 1733, se encuentra culminada por una fastuosa bóveda policromada y dorada, que cubrió como baldaquino arquitectónico el magnífico tabernáculo realizado por los Churriguera. Conserva hoy, presidiendo el recinto, bajo colgadura de terciopelo, una imagen de la Asunción realizada en 1624 por Esteban de Rueda, un sagrario y expositor de jaspes y mármoles de Gavilán Tomé, y las urnas de plata con los restos de San Juan de Sahagún (patrono de Salamanca) y Santo Tomás de Villanueva. Dieciocho capillas circundan la Catedral Nueva, enriqueciendo y dando mayor esplendor al conjunto catedralicio en las más diversas artes.

Capilla Dorada

Fue mandada hacer por el arcediano de Alba Francisco Sánchez de Palenzuela hacia 1515. Dispone de tribuna, órgano (hoy en la Catedral Vieja), púlpito, y sacristía en la cripta. Cuenta además con arcosolios que contienen hermosos sepulcros. El que más destaca es el del fundador con escultura del yacente, y al fondo pintura de la Virgen del Popolo. Destaca la profusa decoración de los muros de la capilla. Están ocupados por estatuas sobre repisas y doseletes, policromados y dorados.

Las imágenes de Adán y Eva se ven acompañadas por las de patriarcas, apóstoles, santos, sibilas y profetas. Llama la atención por su feroz realismo la representación de la muerte situada en un vano de la pared. El Calvario preside el retablo sobre el fondo de una pintura sobresaliente de Adiosdado de Olivares. Como la anterior, presenta zócalo con azulejos polícromos.

Capilla de la Virgen de Morales

Presidida por el retablo de los santos Agustín y Gregorio Ostiense, que fue ensamblado en 1627 por Antonio González Ramiro. La imagen central no corresponde al retablo original, representando a San Bartolomé. Sobresale sobre todo la pintura de la Virgen con el Niño Jesús y San Juanito, de Luis de Morales en el ático del conjunto, obra de gran valor y significado. En el extremo opuesto se encuentra el sepulcro del canónigo doctoral Juan de Mogrovejo, tío de Santo Toribio de Mogrovejo (canónigo de Salamanca promovido al arzobispado de Lima). También se halla el sepulcro de los hermanos Aguilera, médicos de papas y catedráticos de la Universidad. Es una obra cercanas a Morales, del mismo modo, un Nazareno sobre el sepulcro del canónigo Sánchez Palacio. El Ecce Homo de pintura del tríptico contiguo al retablo destaca por su bella factura.

Capilla de San José

La imagen central del santo con el Niño en brazos, de la gubia de José de Larra, preside el retablo jalonado por los lienzos de Santa Elena y San Juan. En el ático campea una pintura de Santiago Matamoros. En tiempos recientes aquí se han colocado las reliquias y un retrato del Beato Julián Rodríguez Sánchez, martirizado de la guerra civil española.

 

Capilla de la Virgen de los Dolores

En el cuerpo bajo de una de las torres de cabecera, inmediato a la capilla de San José, se encuentra la capilla de Nuestra Señora de los Dolores, cubierta con una cúpula neoclásica. Ésta última fue fundada por el racionero Juan M. García Serrano, quien la dotó con el retablo y la imagen de la Piedad. Dicha imagen, una de las de mayor valor artístico y devoción, fue realizada por Salvador Carmona en la segunda mitad del siglo XVIII.

 

Capilla del Cristo de las Batallas

Sobresaliente sobre muchas del templo, no en vano cierra el eje axial de significación de la iglesia. En ella se encuentra el Cristo de las Batallas, imagen que llevaba el obispo Jerónimo, primer pontífice salmantino de la reconquista cuando acompañaba al Cid en la recuperación de Valencia.

El retablo que acoge el crucificado es obra de Alberto de Churriguera y fue donado por el obispo Sancho Granado hacia 1734. En esta misma capilla se encuentra el último sepulcro de dicho prelado. Con posterioridad se reubicó en esta capilla la imagen de la Virgen del Carmen procedente de la iglesia del Convento de San Andrés, de gran calidad.

Capilla de San Clemente

El retablo que alberga, muestra en lo alto a la Virgen del Socorro de Carlo Maratta, realizada en 1661. En el ático campea el lienzo de San Clemente, titular del recinto.

Desde el año 2016 es la capilla del Santísimo. En ella se encuentra una réplica de Nuestra Señora de la Vega, patrona de Salamanca, y otra del Santo Cristo de las Batallas. Diariamente hay misa presidida por los Señores Capitulares a las 12:00 horas, así como confesiones de 11:00 a 13:00 horas.

Capilla de la Soledad

La titularidad original del recinto sagrado es el de Nª Sª de la Luz. Pero tras la admisión de la imagen que actualmente preside el retablo, obra del círculo de Alberto Churriguera, se conoce como Capilla de Nª Sª de la Soledad. La imagen de Ntra. Sra. de la Soledad es una de las hechuras de más profunda devoción en los salmantinos. Fue tallada por Mariano Benlliure en pleno siglo XX.

 

Capilla de Santiago y Santa Teresa

El racionero Antonio Almansa y Vera la dotó con varias misas en 1625. El retablo de la mencionada capilla alberga en la calle central las esculturas de los dos santos titulares, patronos de España. Ésta es también obra de González Ramiro, mientras que las esculturas son de Antonio de Paz. Las pinturas de las calles laterales se encuentran en el entorno de Valentín de Aguilar. Aquí yacen los restos de dos importantes prelados del siglo XX, el Padre Cámara y Francisco Frutos Valiente.

 

El crucero y cabecera

Hasta la década de los 80 del siglo XVI no se puede decir que comenzara la segunda etapa de construcción de la Catedral Nueva. Después de haberse terminado la parte de los pies al crucero en la primera fase, ahora se afrontan las obras del propio crucero y cabecera. Se desarrollará manteniendo la unidad de estilo desde sus inicios góticos. Eso sí, Ribero Rada modifica los presupuestos iniciales de planta semicircular de la cabecera y los sustituye por una rectangular de inspiración herreriana, siguiendo el planteamiento de capillas hornacina y remate de dos torres en ángulos. Por su parte, el crucero queda elevado a la altura de la nave principal, permitiendo una insospechada luminosidad y amplitud.

 

Los brazos del crucero

El acceso sur, hacia el Patio Chico, queda protegido interiormente por una cancela diseñada por Alberto de Churriguera. En el crucero norte, está situada la imagen del Cristo de la Agonía esculpida en el siglo XVI, de histórica devoción, ejemplo de la piedad y bondad de las MM. Isabeles, sus legítimas propietarias, quienes han permitido la permanencia de la imagen en la Catedral mientras siga recibiendo culto. En el arcosolio de occidente se encuentra situado el sepulcro de Don Francisco de Bobadilla, obispo que bendijo la primera piedra de esta nueva Catedral. Sobre la puerta se sitúa una pintura de grandes dimensiones que representa la intercesión de San Carlos Borromeo por los apestados de Milán, de F. Camilo.

 

Las Sacristías

La construcción del complejo de las sacristías comenzó en 1752, poco antes del terremoto de Lisboa (1755), el cual obligó a actuar de urgencia en otros lugares de la catedral y contribuyó a que se abandonara la culminación de todo el proyecto. Se sitúan al lado sur de la cabeza. Fueron comenzadas por Manuel de Larra Churriguera, sustituido finalmente por Juan de Sagarbinaga, quien llevó a cabo la mayor parte del plan. Las estancias se componen por: Sacristía de Capellanes, Sacristía de Canónigos, Tesoro, Relicario, Sala Capitular, casa del sacristán y almacenes. En los arcosolios de las primeras quedan ubicados los vestidores con las cajonerías y espejos. El lavabo monumental realizado por Gabilán Tomé se alza en la Sacristía de Capellanes.

Ambas sacristías, al igual que el conjunto catedralicio, se encuentran marcadas por la unidad de estilo impuesta por el Cabildo, evidenciando formas tardogóticas generales que se mezclan con elementos y modos de hacer propios del momento en el que se está realizando la obra. Un ejemplo significativo del mencionado maridaje se encuentra en la decoración rococó que puebla los arcosolios o en las piezas que se incorporan en los accesos y el altar del testero de la Sacristía de Canónigos. Destacan asimismo la cajonería, los extraordinarios espejos con rocallas, o la colección de cuadros en cobre donde se reflejan episodios de la vida de Cristo, legado de los condes de Crespo Rascón. El tesoro también tiene cabida en este espacio. De su riqueza tan solo podemos destacar de un modo breve las andas procesionales, el conjunto de relicarios de cronologías que parten del XV, urnas eucarísticas o el magnífico juego de objetos litúrgicos.


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