Los cuarenta días de La Cuaresma, son uno de los tiempos fuertes que nos propone la Iglesia, como preparación para celebrar la Resurrección del Señor, tras los días de la Semana Santa en que celebramos su Pasión y Muerte.
Es por tanto una etapa de disposición previa a la cincuentena pascual.
Estos cuarenta días comienzan el Miércoles de Ceniza, con el rito de la imposición de la Ceniza que tuvo lugar en la Catedral Vieja. Es éste un gesto que tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad humana y la constante necesidad de conversión: «Conviértete y cree en el Evangelio».
Sin embargo no es un mero hecho externo, sino que es un signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.
Durante estos días de preparación cuaresmal, se exhorta a los fieles que se acerquen al sacramento de la penitencia, pudiendo así participar con el alma purificada en los misterios pascuales.
La Eucaristía en la Catedral Vieja se celebra cada día a las 12, previa y posteriormente a la misma, habrá un canónigo dispuesto para la confesión.
En los días de la Cuaresma los ornamentos serán de color morado, el altar no se puede adornar con flores y se permite el uso del órgano solo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este tiempo.