Vuelve a las Salas Capitulares tras su restauración el lienzo “Rey David” de Pedro Bello. Al que fuera discípulo de Fernando Gallego, se le encargó en 1503 la creación de las puertas para el cerramiento del retablo, concluido dos años antes por Francisco Gallego.
Simbólicamente, la imagen del rey David constituye en la escena la representación teológica de la mesianidad davídica de Jesús, identificada al lucir la corona y portando el arpa como atributo personal.
La restauración ha sido llevada a cabo por las profesionales Carmen Diego Espinel y Carmina Fernández Bermejo, quienes han logrado recuperar el esplendor de la obra mediante procesos de fijación y protección de la capa pictórica y de limpieza mecánica de la suciedad superficial. En la imagen principal se puede apreciar la diferencia entre el estado de la obra previa y posteriormente a la restauración.